domingo, 8 de febrero de 2009




Alma que era como un capullo encerrado en su propia canción, que algún día estalló y al hacerlo esparció sus semillas de luz por doquier, ahora habitaba en una ola que la perdía y la confundia, que la encerraba y la empujaba a seguir... Ella, que de miedos construyó caminos, ya no sabía como continuarlos... y se estancó y cayó, cayó tan fuertemente que vió una luz, tan efimera pero tan certera que le mostró con tanta simpleza que en cada caída existe una fuerza que nos empuja a andar, a levantarse y resurgir... y así como un ave fenix, Alma se convertiría en vida surgida del fuego de la fuerza del universo.

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