lunes, 11 de mayo de 2009



En esa tarde de otoño que no llegaba, se podía ver a Alma sentada una vez más en ese banco de hamaca que meciendose al son del viento desplegaba sobre el cielo sus pensamientos... y así se sucedieron infinitas cuestiones acerca de la naturaleza del hombre, sobre si esa naturaleza todavia pervivía en él o tan solo se había disuelto para volverse una máquina creada y aferrada inconcientemente a lo material...


Cuanta tristeza podía verse en sus ojos que esperanzados buscaban un porvenir mucho mejor, pero Cómo(¿?)... Alma ya no sabía por donde empezar, si gritarle al viento lo que estaba ocurriendo, si despertar uno a uno a los hombre-alienigenas que velozmente caminaban a su alrededor (obviamente para no llegar tarde al trabajo), si escribir un libro y publicarlo, un libro llamado "la esencia de la vida", o mejor repartir volantes advirtiendoles a esas cuasi maquinas lo que sucedía...


Uff - resopló Alma mientras se balanceaba para adelante y atrás sucesivamente - por donde empezar (¿?)


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