viernes, 6 de junio de 2008


Olvidandose del resto del universo, ella construía pequeños castillos de arena en un submundo en el que solo dejaba entrar al sol ... y en su torrecita de particulas arenosas ponía cada uno de sus sueños, sus vivencias, su amor, todo su ser ... y ya se había aislado de todo, de la gente, de la calle, de su otra vida, de todo ... sus ojos se posaban durante horas en su castillito, lo miraba, le sonreía, le arreglaba un poquitito esa parte que era llevada a menudo por el viento, sí sí el vientro sí podía inmiscuirse entre ella y su castillito, quizás era lo único ...

... y de pronto un viento fuerte, huracanado, casi derriba su castillo, ella lo abrazo tan fuertemente, pero con cuidado de no apretarlo mucho, hasta que cesó el viento ... la pequeña constructora de mundos, respiro con tranqulidad pero en ese resoplo una pregunta le invadió su alma ... ¿y si algun día mis brazos se vuelven débiles como para poder salvar a mi castillo, o si el viento se vuelve más y más fuerte y me deja sin fuerzas...?

La niña decepcionada con una sensación desoladora que la envolvia desde adentro, decidió levantarse y seguir caminando ... quizás había llegado el momento de descubrir otros mundos .

¿quién sabe...?

1 comentario:

Barrabasada dijo...

Creo que me dejo solo un pcoo de angustia
y bueno habla de torbellinos como mucho delo que escribis, habla de eso y de otras cosas, pero del poder habla mucho mas.
Saludos.


Pd: amigo de Tomas de mendoza-